- Se trata de Luciana Rojas García, de 16 años, nacida y criada en Bogotá y de Diego Fernando Castaño, de 18 años, originario del Distrito de Buenaventura. Los dos jóvenes lograron el puntaje perfecto y obtuvieron 500 sobre 500 de los puntos posibles en las Pruebas Saber 11 del primer semestre del 2023.
Los dos quieren estudiar medicina, convertirse en investigadores y “aportar con conocimiento al mejoramiento de la sociedad y a quienes lo necesiten». Para cumplir este sueño, desde hace años, siguen a su modo planes muy rigurosos y enmarcados en valores como la disciplina, el compromiso y el respeto.
Entre las 632.640 personas que fueron evaluadas el pasado 13 de agosto, la cifra más alta en cerca de 10 años de aplicación, ellos fueron las únicas en obtener ese puntaje perfecto. No se equivocaron en ninguna respuesta.
Cada uno explica cómo consiguió este resultado que los puso adelante de más de medio millón de jóvenes que presentaron ese día este requisito para graduarse de la educación básica secundaria.
¿Cómo lo consiguieron?
Luciana Rojas García
La formación de Luciana Rojas la adelantó en el Liceo Colombia Bilingüe de Suba. Para prepararse para esta prueba, realizó cursos ‘PreIcfes’ que la ayudaron a concentrarse para el tipo de prueba. Hizo simulacros y en internet consiguió tests que le sirvieron para familiarizarse y sentirse más cómoda al momento de presentar el examen.
Trato de extraer de mi cerebro la información de manera activa y no tenerla ahí para leerla y releerla, sino cuestionarla activamente», aplicando, como explica, métodos de estudio diferentes y técnicas distintas.
Ama los animales, disfruta de la lectura y de hacer deporte, se levanta temprano para tener tiempo de leer, sacar a su perro y entrenar tenis, antes de entrar a clase, y en las tardes, siempre tiene tiempo para estudiar.
“Hay días en los que quiero estudiar biología y otros en los que quiero estudiar otra cosa, no sigo una rutina como tal».
Sus compañeros se emocionaron mucho al conocer el puntaje que sacó: “También están muy felices, ellos y yo tenemos la capacidad de admirar al otro. Todos estamos cumpliendo nuestros sueños».
Afirma que existen muchos caminos diferentes para alcanzar las metas y que la prueba no es una prioridad para todos.
“Compañeros míos están haciendo procesos artísticos admirables y otros obtuvieron los resultados necesarios para ingresar a la universidad a las carreras que quieren, a todos nos fue muy bien», cuenta la joven.
A Colombia le hace falta más pensamiento crítico para avanzar, opina la estudiante: “Ser capaces de cuestionar la información que llega a nuestras manos».
Dice que también es necesario aprender a entender las perspectivas de otras personas, pues ha sido una dificultad histórica como país.
Para Luciana, una de las cosas más importantes que debe hacer el sistema educativo es fortalecer la capacidad de los estudiantes en utilizar los conocimientos que obtienen de los contextos, el internet, las lecturas y las conversaciones para aplicarlos en la solución de problemas.
Dice que es necesario reforzar los valores del respeto y la empatía en los jóvenes, porque al ser un país pluridiverso, no existe una sola perspectiva y la propia no debe ser la única, ni la verdadera, ni la de más valor.
Finalmente habla de la curiosidad como un pilar fundamental para salir adelante, pues gracias a ese impulso nunca se deja de aprender en la vida.
“Preguntarse ciertas cosas nos lleva a otro nivel de conocimiento que, del mismo modo, nos lleva a otra dimensión para interactuar con el mundo en el que vivimos», opina Luciana.
Lo primero que le recomienda a los jóvenes es la lectura: “A mí eso me cambió mucho la perspectiva sobre la vida. Digamos que es muy fácil ser conformista y seguir las tendencias de la generación, a pesar de que a veces estas no se alineen con tu proyecto de vida».
Luciana atribuye a los libros la capacidad de aprender a cuestionar, pensar más a fondo, saber realmente qué es lo que deseaba hacer y cuál era el camino que de verdad quería recorrer.
También recomienda estudiar y dice que hay muchas maneras de estudiar.
“Lo importante es encontrar la que le funcione a uno. Que después de estudiar es necesario confiar en ese proceso y decir: ‘Ya hice todo lo que estaba en mis manos, ya solamente me queda sentarme y dar lo mejor de mí en el examen'».
Esa confianza en el proceso es lo que a ella le dio paz, salud mental y una mejor condición cognitiva para presentar la prueba.
Diego Fernando Castaño Mosquera
Este joven bonaverense tiene 18 años y es egresado del Instituto Educativo Termarit. Le encanta el rugby y tocar batería.
El deporte ha sido fundamental en su proceso. Una alternativa distinta para no caer en lo que se vive en las calles, por eso es que afirma que es un elemento fundamental para el desarrollo y la transformación social.
También le permite el autoconocimiento, fomenta valores como el respeto y la disciplina, y le hace contrapeso al cansancio y a la presión que produce la carga académica, mientras se divierte y distrae.
Diego se preparó para el examen con un año y medio de antelación y cuenta que al momento de presentar la prueba llegó con una actitud ganadora.
“Sabía que me iba a ir excelente y pues, afronté la prueba de esa manera, la mentalidad es muy importante».
Diego ya se había graduado y había presentado la prueba antes. Lastimosamente, esa vez no le fue tan bien, por lo que no pudo pasar a medicina que era lo que quería estudiar.
En ese momento comenzó a estudiar para ser auxiliar de enfermería y al conocer el mundo de la salud, se enamoró.
“Me pareció supremamente hermoso, fue una experiencia increíble y desde ahí supe que realmente tenía que seguir luchando por mis sueños y que podía intentarlo de nuevo», afirma.
Fue ahí cuando decidió prepararse para presentar la prueba de nuevo.
“Organicé un sistema por áreas y un plan para mejorar los aspectos en los que quizá no era tan bueno. Estudiaba de lunes a sábados y cumplía horarios. Si necesitaba mejorar en lectura crítica, matemáticas, biología, le ponía más atención».
Algunas veces organizaba jornadas de estudio con amigos para que fueran más amenas, divertidas y poder hacer que el proceso fuera sostenibles en el tiempo.
Al igual que Luciana, le gusta mucho leer. Su libro preferido es Hábitos Atómicos, al cual le atribuye haber podido emprender una ruta de crecimiento personal y de disciplina, fundamental para todo su proceso.
Diego Fernando cree que la clave para no distraerse y poder ser disciplinado hoy en día es tener una mentalidad fuerte: “Ver a tu alrededor cómo los jóvenes se dejan llevar por uno u otro camino y entender lo que pasa y ahí, siempre volver a tus propios objetivos, tener las metas claras y soñar con ideales grandes».
Él le atribuye este logro a su familia. Dice que del 100, un 80% del resultado en las pruebas fue gracias a ellos que nunca lo dejaron solo.
“La sensación de que detrás tuyo hay una familia enorme que te dice que tú puedes, que te apoyan, que van adelante a tu lado, fue fundamental en todo», afirmó.
También dice que esas ganas deben estar respaldadas en valores como la disciplina, el compromiso y, concuerda con Luciana, en el respeto.
Para Diego el respeto a los demás es el inicio de esa cadena que fortalece los vínculos y es lo que necesita la sociedad colombiana para ser mejor.
Quiere que su experiencia y las oportunidades que se le están abriendo gracias a este logro le sirvan como ejemplo e inspiración a los jóvenes de su distrito y de Colombia.