Al parecer el grupo delincuencial vendía productos vencidos, descompuestos o descontinuados, y los almacenaban en espacios sucios e invadidos por excremento de roedores.
Estos sujetos ponían en riesgo la vida y la salud de la ciudadanía, mediante la falsificación, alteración y comercialización de medicamentos para tratar enfermedades de alto costo.
En esa cadena ilegal de distribución fueron detectados opioides y otros productos que generan somnolencia, dependencia y controlan el sistema nervioso central, los cuales tienen restricción para su uso.
La evidencia técnica da cuenta de medicamentos vencidos, descompuestos o descontinuados que eran ingresados al país desde Venezuela y Ecuador, en precarias condiciones y sin conservar la cadena de frío.
La estructura criminal borraba fechas de vencimiento, registros de lotes de fabricación y la leyenda de uso institucional. Con una apariencia de autenticidad ponía los productos a la venta en droguerías o los distribuían, por encargo, a distintas ciudades del país.
Autora: Danna Londoño