Esta mañana, el corregimiento Angostura, en Tadó, se convirtió en escenario de miedo e incertidumbre. Dos camiones de carga que transitaban por la vía Panamericana, la ruta principal entre Chocó y Risaralda, fueron incendiados por hombres armados, presuntamente del ELN. Los conductores lograron escapar ilesos, pero el hecho generó alarma entre los habitantes y transportadores de la zona.
Lo más preocupante para la comunidad es que ni Ejército ni Policía estaban presentes para atender la situación, lo que evidencia la fragilidad de la seguridad en esta región, marcada históricamente por la violencia de grupos armados. Para los residentes, estos ataques son un recordatorio constante de que dependen de carreteras y rutas que no siempre son seguras.
“Esto no es solo un ataque a los vehículos, es un ataque a nuestro trabajo, a nuestra tranquilidad y a nuestra economía. Cada cierre de la vía nos afecta a todos”, dijo un líder comunitario, que pidió reservar su nombre por seguridad.
Los transportadores exigen presencia permanente de la Fuerza Pública y medidas que garanticen el paso por esta vía estratégica, mientras los pobladores insisten en que el Estado solo aparece después de la tragedia. Entre las cenizas de los camiones, quedó flotando una sensación que el Chocó conoce demasiado bien: la de un territorio que resiste, pero que se siente profundamente solo.