Este hecho sucedió en una zona donde la quietud de la noche fue su cómplice hasta que la vigilancia vecinal interrumpió sus intenciones. La parroquia, emplazada en la confluencia de la Carrera 4ª y calle 192, fue el escenario de un episodio que podría haber alterado la paz del sector.
La estrategia de los asaltantes insistía en un vehículo estacionado estratégicamente para facilitar su fuga con los objetos hurtados. Sin embargo, este detalle se convirtió en la clave para su captura. Residentes cercanos, alertados por las inusuales actividades, se convirtieron en vigilantes improvisados y contactaron a las autoridades para reportar el movimiento sospechoso de los sujetos alrededor de la iglesia.
Al llegar la policía al lugar, la escena se esclareció con la captura en flagrancia de dos miembros de la banda, quienes ya habían comenzado a despojar a la parroquia de sus tesoros. Al exterior, un cómplice cumplía labores de vigía, pero su papel no fue suficiente para evitar que los tres fueran sorprendidos por las fuerzas del orden.
Los oficiales, al inspeccionar el vehículo, descubrieron no solo pruebas del crimen sino también artefactos litúrgicos y equipos de sonido, entre ellos, el cáliz sagrado que acompaña las ceremonias religiosas.
Los detenidos fueron dejados a disposición de las instancias judiciales pertinentes para que enfrenten los cargos por hurto calificado y se aclare su vinculación con otros posibles delitos.
Autora: Danna Londoño