La Alcaldía, a través de Infibagué, viene ejecutando un plan de podas en la ciudad para disminuir puntos oscuros en vías, parques, y que a su vez ayuden a mantener las redes eléctricas del alumbrado en buen estado, para garantizar un mejor servicio.
Los cortes se hacen de manera técnica y ambientalmente responsable, siguiendo la normatividad establecida por el Manual de Arbolado urbano del Tolima, según la resolución 1847 del 2017 de Cortolima, entre lo que se destaca que, no se puede superar el 25-30% del follaje a menos que el árbol represente un riesgo de caída o afectación a la infraestructura.
De igual manera es importante aclarar que si se debe realizar una tala por riesgo de caída, la entidad encargada de tramitar el permiso es Cortolima y la Secretaría de Ambiente y Gestión del Riesgo está encargada de ejecutar la actividad.
De otro lado, al momento del despeje de luminarias algunos ciudadanos se inquietan y manifiestan que están “matando” al árbol. Por esta razón presentamos un A, B, C de esos mitos y sus realidades.
Mito vs. realidad
Mito 1: Al podar un árbol, es necesario cubrir las heridas con pintura o selladores para protegerlas.
Realidad: Los árboles tienen su propio proceso de cicatrización, conocido como ‘compartimentalización’. Aplicar selladores puede atrapar la humedad y fomentar la aparición de hongos o bacterias, lo que puede ser más dañino que la herida original.
Mito 2: Las ramas grandes no deben podarse porque es peligroso o malo para el árbol.
Realidad: Si una rama grande está muerta, enferma o representa un peligro, es mejor eliminarla. La poda adecuada y profesional de ramas grandes, realizada con las herramientas correctas, puede mejorar la seguridad y la salud del árbol.
Mito 3: Una vez que un árbol es lo suficientemente grande, no necesita más podas.
Realidad: Los árboles grandes también pueden necesitar podas, especialmente para eliminar ramas muertas o peligrosas. Además, podar ciertas ramas puede mejorar la seguridad y prolongar la vida útil del árbol.
Mito 4: No es necesario un conocimiento especial para podar un árbol; cualquiera puede hacerlo.
Realidad: La poda correcta requiere un conocimiento adecuado de la biología y la estructura de los árboles. Las malas prácticas de poda pueden causar más daño que bien.