En un momento de alta tensión internacional, el presidente Gustavo Petro defendió en la cumbre CELAC-Unión Europea la necesidad de que América Latina dialogue con el mundo “desde la vida y no desde la guerra”. El encuentro, realizado en el Caribe colombiano, reunió a más de treinta líderes de América Latina y Europa con el objetivo de fortalecer los lazos políticos y económicos entre ambas regiones.
La participación de Petro estuvo marcada por el reciente bombardeo estadounidense en el Caribe, en el que murió Alejandro Carranza, hijo del empresario colombiano Víctor Carranza. “Jamás esa familia, ni su padre ni sus hijos, podrían ser calificados como narcoterroristas. A la luz de la democracia en el mundo, ha sido simplemente asesinado”, expresó el mandatario, generando reacciones divididas entre los asistentes.
Petro insistió en que Colombia debe ser un país que promueva el diálogo global y el respeto por la vida. “Nuestra voz no puede ser la del silencio ni la de la obediencia. Debe ser la de una región que piensa, que propone y que defiende la justicia ambiental”, sostuvo durante su intervención.
La cumbre se desarrolló en medio de un clima diplomático complejo, atravesado por las tensiones entre Estados Unidos y América Latina, así como por las críticas internas al manejo económico y político del gobierno colombiano. Aun así, Petro buscó proyectar una imagen de liderazgo regional, apostando por un discurso de independencia y cooperación.
Mientras la oposición lo acusa de convertir cada escenario internacional en una plataforma ideológica, sus aliados destacan su intento por reposicionar a Colombia como un actor relevante en el escenario mundial.
En un contexto de tensiones, su mensaje central pareció claro: Colombia quiere hablar con el mundo, pero desde la vida, no desde la guerra.