“Es fundamental establecer soluciones audaces, incluyendo la creación de un pacto global que permita redirigir parte de las deudas soberanas hacia inversiones climáticas estratégicas. En ese sentido, no podemos permitir tener una crisis de deuda y una crisis climática juntas. Eso sería catastrófico para todos y muy difícil de recuperar».
Así lo afirmó la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, desde Bakú (Azerbaiyán), en el marco de la cumbre climática COP 29, donde la representante de Colombia recalcó el impacto negativo que conlleva la deuda externa con altos servicios de deuda sobre la capacidad que tienen los países en desarrollo para abordar los desafíos que impone el cambio climático y la conservación de la biodiversidad.
Durante su intervención en la presentación del Informe preliminar del Grupo de Expertos sobre Deuda, Naturaleza y Clima, establecido por los gobiernos de Colombia, Kenia, Francia y Alemania, la ministra subrayó la importancia de repensar la arquitectura financiera internacional y de la calificación asociada a la sostenibilidad de los países emergentes y vulnerables climáticamente, con el propósito de que estos puedan financiar sus esfuerzos hacia un crecimiento verde y sostenible.
Según Muhamad, se requiere de un sistema financiero que pueda enfrentar la actual coyuntura climática y la necesidad de invertir en marcos críticos, como inundaciones y sequías extremas, que tienen un costo anual de, alrededor, 400 millones de dólares fuera del presupuesto establecido para responder a estas emergencias.