Al menos 56 municipios de Santander permanecen en alerta roja por la fuerte temporada de lluvias, según reporta la Oficina para la Gestión del Riesgo de Desastres del departamento.
Las precipitaciones han generado un escenario complejo: deslizamientos de tierra, crecientes súbitas, caída de árboles y derrumbes en zonas rurales. En algunas vías secundarias y terciarias, la infraestructura se ha visto gravemente afectada, lo que dificulta la movilidad y la respuesta de las autoridades.
Uno de los puntos más preocupantes es el río Magdalena, que ha alcanzado niveles críticos, especialmente en municipios como Puerto Wilches y Cimitarra.  Para contener el desbordamiento, las autoridades han instalado barreras de contención hechas con bolsas tipo big bag e incluso sacos de polipropileno.
Aunque afortunadamente no se han reportado víctimas fatales por estos eventos hasta ahora, sí hay un fuerte impacto en las viviendas, la agricultura y la conectividad: más de 1.600 viviendas han sido afectadas, según reportes recientes.  Además, vías rurales han quedado intransitables y plantas de acueducto han sufrido daños.
Por otro lado, 42 municipios tienen alerta naranja por riesgo de crecidas de quebradas y ríos, además de posibles movimientos en masa en laderas saturadas.  Entre las zonas más vulnerables se encuentran municipios como Albania, Girón, Piedecuesta y San Vicente de Chucurí.
La dirección de Gestión de Riesgo, liderada por Eduard Jesús Sánchez Ariza, ha movilizado maquinaria amarilla para estabilizar puntos críticos, remover derrumbes y restablecer la transitabilidad. Además, han activado rutas alternas y reforzado la comunicación con los Consejos Municipales de Gestión del Riesgo para coordinar la respuesta.
La sensación entre la comunidad es de tensión y vulnerabilidad: muchas familias dependen de caminos rurales y fuentes hídricas para su subsistencia, y ahora temen por sus viviendas, sus cultivos y la posibilidad de quedar incomunicados si empeoran las lluvias.
