Miguel Martínez, habitante del corregimiento Samurindó en Atrato (Chocó), fue testigo de cómo su nieto recibió atención oportuna gracias a los Equipos Básicos de Salud.
“En nuestro departamento la desnutrición y el abandono estatal nos han golpeado fuertemente. Es la primera vez que comunidades como esta cuentan de manera constante con médicos y enfermeras para valorar la salud de nuestros niños y adultos, antes de que sea demasiado tarde”, expresó Martínez.