El Ministerio de Relaciones Exteriores, en alianza con Artesanías de Colombia y nueve embajadas en Europa, lanzará esta la exposición que es un proyecto de diplomacia cultural que entre octubre y diciembre de 2025 recorrerá más de 10.200 kilómetros en Italia, Austria, España, Polonia, Francia, Portugal, Países Bajos, República Checa y Finlandia.
Durante 70 días, la muestra llevará al continente europeo un diálogo entre patrimonio ancestral y arte contemporáneo, consolidándose como un hito de la proyección internacional de la política cultural colombiana. Con un mensaje que enlaza memoria, justicia patrimonial y diversidad, la exposición busca visibilizar la soberanía simbólica de Colombia y fortalecer la incidencia cultural en escenarios internacionales.
El corazón de la exposición está compuesto por 56 réplicas exactas de la Colección Quimbaya, elaboradas por el maestro orfebre Omar Hurtado, junto con la obra de gran formato La Chagra de Amoka de la artista Tatiana Arocha, que conecta la memoria ecológica de los pueblos originarios con un llamado urgente a proteger la biodiversidad y cuestionar las economías extractivas.
Con este recorrido, Colombia plantea una conversación que trasciende lo artístico: resignifica el oro, convertido en botín imperial durante la Colonia, y devuelve dignidad a la hoja de coca, un saber ancestral injustamente estigmatizado. La propuesta interpela narrativas dominantes y convoca a museos, tomadores de decisión y comunidades académicas a reflexionar sobre restitución, repatriación, lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales y desestigmatización de la coca.
La canciller Rosa Yolanda Villavicencio destacó que “con Oro & Hoja de Coca Colombia lleva a Europa una conversación que trasciende las vitrinas del arte. Esta exposición es un acto de diplomacia cultural que reivindica la memoria de nuestros pueblos, confronta las narrativas coloniales y pone en el centro la justicia patrimonial y el respeto a la diversidad que define al Gobierno del Cambio».
De esta manera, el país reafirma la cultura como un eje de su política exterior, promoviendo el diálogo global y mostrando que el arte y el patrimonio son herramientas de incidencia internacional, memoria y soberanía simbólica.
