Durante un discurso cargado de emotividad y cercanía, el presidente Gustavo Petro habló desde Sotaquirá sobre su identidad política y su lugar en la historia contemporánea de Colombia. “Yo estoy en el baile de los que sobran”, dijo, haciendo referencia a la voz de quienes han sido históricamente excluidos y que hoy exigen ser parte activa de las decisiones que marcan el rumbo de la nación.
El mandatario afirmó que su vínculo con lo público nace de su compromiso profundo con las mayorías. “Me dicen dictador porque hago caso del pueblo”, expresó, recordando que la verdadera democracia se construye con la gente y para la gente, escuchando sus necesidades y defendiendo sus derechos, incluso frente a los intereses de quienes han monopolizado el poder.
El mandatario subrayó que el ejercicio de gobernar no es un privilegio personal, sino una responsabilidad colectiva que se asume con humildad y firmeza. “Mi lugar está con quienes han esperado demasiado tiempo para ser escuchados”, señaló, insistiendo en que su gobierno es un puente entre la institucionalidad y las comunidades ignoradas.
El presidente hizo hincapié en que la voz popular no es un accesorio en la democracia, sino su motor principal. Recordó que, cuando las decisiones de gobierno se construyen de espaldas a la ciudadanía, se profundizan las brechas sociales y económicas entre unos y otros.
El mandatario insistió en que proteger lo público es defender el bien común, desde la educación y la salud, hasta la tierra, el agua y la cultura. “Lo público es del pueblo, no de unos pocos. Y ahí estaré siempre, custodiando lo que nos pertenece a todos”, afirmó.
Señaló que la defensa de lo público implica resistir presiones externas y asumir costos políticos, pero que esa es la esencia de un gobierno que se debe a la gente. Petro subrayó que el Estado no es una empresa privada y que los recursos colectivos deben invertirse para garantizar derechos, no para concentrar privilegios.
En su intervención el presidente reiteró que las críticas no lo apartarán de su propósito: consolidar un país más justo, equitativo y en paz. “Si estar del lado del pueblo incomoda a quienes han mandado siempre, que así sea. No vine a servir a las élites, vine a servir a Colombia”, concluyó.
Petro resaltó que su cercanía con la ciudadanía es una decisión política y ética, y que los espacios de encuentro directo con las comunidades seguirán siendo prioridad en su gobierno. Finalmente, invitó a los colombianos a no desistir en la defensa de sus derechos y a mantener viva la esperanza de un país en el que la paz, la justicia social y la igualdad sean una realidad compartida.