En Zarzal, Valle del Cauca, 536 hectáreas que durante años estuvieron en manos del Cartel del Norte del Valle cambiaron definitivamente de destino. Los predios La Lorena y La Gloria, antes controlados por el testaferro de Don Diego, fueron entregados a una organización campesina y afrodescendiente que llevaba décadas reclamando acceso a tierra digna para vivir y producir.
La recuperación de estas tierras representa un giro histórico para la región: lo que alguna vez fue escenario del narcotráfico y la violencia se transforma ahora en un espacio de trabajo comunitario y desarrollo rural. Las familias beneficiarias planean sembrar cítricos, plátano, maíz y café, cultivos con los que buscan impulsar la economía local y consolidar un territorio seguro y sostenible.
Lo que fue un enclave del crimen organizado vuelve a ser un campo fértil para la vida. Tierra que antes alimentó la estructura del narcotráfico, hoy está destinada a alimentar a las comunidades del Valle del Cauca y a fortalecer su futuro productivo.